jueves, 24 de julio de 2008

que esas cosas queden

Hace algún tiempo, no demasiado, que se oye siempre la misma pregunta... ¿tú cuándo te vas?...
mucha, mucha gente se va la próxima semana, algunos ya se fueron, y unos pocos más nos quedamos a saborear el verano berlinés.

Ayer Nico me escribía desde Chile para decirme que había llegado ya a Santiago, y que todo seguía como antes. Supongo que después de haber visto la casa natal de su bisabuela aqui en Alemania, haber vivido un invierno y un verano con su tía y sus primos, después de haber salido casi cada fin de semana, de haber recorrido de arriba a abajo Berlin, esperaría un milagro mágico al volver a casa. Como recordarla de otro color, y que el nuevo-viejo color fuera mejor y más emocionante que el de su memoria. O que su uni hubiese cambiado inesperadamente de ubicación, sin previo aviso, a un lugar completamente diferente. O que su madre se hubiese cortado el pelo siguiendo una nueva moda chilena... creo que todos el día que volvamos a casa vamos cerrar los ojos y esperar un pequeñiiisimo cambio, aunque sea un hueco entre neuronas, un espejismo que nos hagan descubrir como a Nico el nuevo color de su casa.
Lo siguiente que me dijo es... todo sigue igual, eso ya lo sabía, pero es como si nunca me hubiese ido.

Bueno, tu casa es la misma, tu familia afortunadamente también y además tu uni está en el mismo sitio... el cambio estará en algún pequeño detalle... como quemarte la lengua con la sopa y decir Scheiße!, mientras tus hermanos te miran flipando; como plantearme seriamente una locura como ir en bici a la uni en Madrid un día que haga un poquitito de Sol; o reirte en la próxima presentación de proyectos recordando como antes te ponías nervioso al hablar castellano, pero que después de haber presentado en alemán te podrías presentar al Guinness como la persona capaz de hacer más gestos con las manos y la cara por segundo... que esas cosas queden :)